jueves, 14 de mayo de 2015

TABLETS EN EL AULA: DEL PDF AL REA

                                                     * Procedencia de imagen

La implantación de la tecnología en las aulas es un hecho consumado. De un tiempo a esta parte hemos asistido a una irrupción imparable de diferentes dispositivos tecnológicos y digitales en nuestras clases. Prácticamente no deben quedar aulas en nuestro país en la que no se haya instalado un proyector y una pizarra blanca, y en el caso de los más afortunados, una PDI (Pizarra Digital Interactiva). Los colegios también han realizado un ímprobo esfuerzo para conseguir que todas las aulas puedan acceder a una señal wifi. Y el gran paso que muchos ya se están atreviendo a dar es fomentar la adquisición de tablets por parte del alumnado.

Estoy plenamente convencido de que éste es el futuro de la educación. Sin embargo, hay todavía unas cuantas salvedades que deberíamos considerar, y sobre las que me planteo reflexionar en esta entrada.
1.- Lamentablemente, todo este proceso de implantación de tecnología en el aula, no ha ido acompañado por un buen Plan de Formación del Profesorado. Tengo la sensación de que la administración educativa no ha sabido potenciar y, sobre todo, controlar qué acciones formativas están llevando a cabo los maestros y como todas estas novedades se introducen de una manera REAL y EFECTIVA en sus programaciones de aula. Bien es cierto que desde el gobierno central se ha puesto a disposición del profesorado una fabulosa web de formación, como es el INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado), pienso que el problema es que se deja la participación en dichas acciones formativas a la voluntad de cada profesional y cada centro. Al menos, así lo vivo en un centro concertado, no sé qué sucederá en la enseñanza pública.
2.- La acuciante necesidad de cubrir todas las plazas vacantes en los colegios para evitar recortes y pérdidas de líneas educativas, agravado por el descenso en el índice de natalidad que se produjo en los peores años de la crisis económica, ha causado un aumento de popularidad del márketing educativo. Hay que captar clientes, por tanto hay que venderse. Y todo este tema de los recursos tecnológicos, vende. Mi duda, por lo tanto, es saber si los colegios que han apostado por implantar tablets en sus aulas lo han hecho por convencimiento o porque es lo moderno y hay que subirse al carro.
3.- El uso de tecnología no es un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir algo. La tecnología, por sí misma, no va a mejorar la educación de nuestro alumnado si no va acompañada de un importante cambio metodológico. Esta tercera reflexión, me vuelve a llevar a la primera. ¿Está el profesorado preparado para ello? ¿Sabemos qué hacer con tanta tecnología, cómo sacarle el máximo partido para mejorar los resultados de nuestro alumnado?

En respuesta a esta última cuestión, y previendo que la respuesta a ambas preguntas sería un rotundo y sincero “NO”, la mayoría de las editoriales se han afanado en tratar de facilitar la labor de aquellos profesores que, de un día para otro y sin apenas preparación para ello, se encuentran con que todos sus alumnos han sustituido el libro de texto por tablets. ¿Altruismo de las editoriales? Más bien, interés, diría yo, porque ven peligrar el negocio. Por ello su oferta pasa por vender al alumnado la licencia del libro de texto tradicional en formato PDF, de manera que el maestro no verá amenazada su estabilidad en esa de confort en la que tan seguros nos sentimos. ¿Mejora esto en algo la calidad de la enseñanza? No. ¿Hay algún cambio metodológico? Tampoco. Seguiremos impartiendo la clase magistral, pero sustituyendo el formato papel por el soporte digital. Puede resultar motivador en un primer momento, pero una vez pasada la novedad, se acabó la motivación.
En vista de que el profesorado se está dando cuenta de este hecho, y dado que estamos demandando algo nuevo, algo diferente, varias de estas editoriales han dado un paso más, y lo que nos venden ahora es una licencia de acceso al libro de texto, de nuevo en PDF, pero acompañada de un banco de recursos tales como videos y animaciones, que pueden servir de apoyo a la enseñanza de los contenidos. La gran novedad que nos venden es que, en esta ocasión, los temas son personalizables por el profesorado y adaptables a las posibilidades reales del aula. Bueno, es un paso más, pero creo que tampoco es suficiente ni facilita ningún cambio metodológico. Por lo que a mí respecta, cuando necesito ampliar algún tema o mostrar algún apoyo visual, en Internet hay una infinidad de recursos para utilizar.
En paralelo a esta propuesta de las editoriales, también ha surgido todo un mundo de empresas que se dedican a fabricar y comercializar tablets para su uso educativo en los centros escolares. La novedad es que en su oferta no solamente incluyen el “hardware” (es decir, el dispositivo), sino que ya vienen acompañadas de un paquete de aplicaciones pensadas para educación. Esta opción me parece bastante buena, aunque resulta del todo improcedente si, vuelvo a mi reflexión inicial, ello no va acompañado de una buena formación del profesorado (como, por desgracia, suele ocurrir en la mayoría de los casos).
La mayor potencialidad que nos ofrecen las tablets es su movilidad. Nos permiten salir del aula, incluso del centro, para potenciar un aprendizaje significativo y en una gran variedad de contextos. Esta característica la perdemos si nos limitamos a adquirir licencias en PDF. Afortunadamente, no tenemos porqué hacerlo. Cuando te molestas en formarte, descubres que tenemos una nueva herramienta a nuestro alcance que nos va a permitir un nuevo enfoque a la hora de implantar tablets en el aula. Se trata de los Recursos Educativos Abiertos (REA), de los cuales disponemos de un importante banco de ellos en Internet listos para usar en nuestras aulas. Recomiendo muy especialmente la web Procomún , pero también os aconsejo que os creéis vuestros propios materiales. Para ello, disponemos de un recurso muy sencillo de usar e intuitivo como es exelearning. Si somos capaces de avanzar en este campo, sí que estaremos dando un paso importante en la mejora de la calidad educativa que ofrecemos a nuestro alumnado. De todos modos, también es importante resaltar que la apuesta por la implantación de tablets en nuestras aulas no implica que tengamos que utilizarlas el 100% del tiempo lectivo. Hay que tener criterio suficiente para determinar qué otras metodologías queremos seguir utilizando y estudiar detenidamente cómo combinarlas todas, sin renunciar por ello a unas u otras. Tener tablets en nuestros centros no significa que renunciemos al trabajo cooperativo, a la realización de murales, a la lecto escritura en papel…

Para terminar, me gustaría que esta reflexión sirva no solo a aquellos docentes que puedan leer la entrada, sino también a las familias que se dejan cegar por el márketing que están haciendo los colegios. Con respecto a las tablets en el aula, no es oro todo lo que reluce. No es garantía suficiente que el colegio haya apostado por tener tablets en un curso determinado (aunque es importante, no lo voy a negar). Es necesario “rascar” un poco más, no quedarse en la superficie, y ver qué hacen con ellas. Si se han quedado en el PDF, malo; si vamos avanzando hacia el uso de REA, diferentes apps educativas y se aprovecha su movilidad, entonces estamos en el buen camino.

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