martes, 4 de marzo de 2014

Sobre la LOMCE y sus desarrollos


                                                 * Imagen tomada de www.xarxatic.com

A finales del mes de febrero, a raíz de un curso sobre "Entornos Personales de Aprendizaje" que realicé, tuve la oportunidad de conversar online con otros docentes. En este encuentro compartimos nuestras inquietudes, motivaciones, perspectivas de futuro... Una de las conclusiones a las que llegamos unánimemente fue que la escuela actual necesita un cambio, ya que no responde a las necesidades e intereses del alumnado. Y, además, todos coincidimos en que el motor de ese cambio debemos ser los propios docentes. Por lo que terminábamos preguntándonos porqué ese cambio no se produce si la mayoría de los profesionales que trabajamos en las escuelas estamos tan convencidos de su conveniencia.

Poco después de este encuentro virtual el ministerio de educación y ciencia publicó el Real Decreto por el que se establece el currículo de la educación Primaria (que es en la que yo trabajo, por cierto). Su lectura y análisis me dio pie a una posterior reflexión, absolutamente personal, que me gustaría compartir con todos vosotros y, si da lugar, incluso a establecer un debate sobre la misma.

Para empezar esta reflexión, debo contextualizar el currículo en su marco más amplio, y éste es, obviamente la LOMCE. Ya se ha escrito mucho sobre esta nueva reforma, y creo que yo no puedo aportar nada más a este debate. Pero sí que me gustaría señalar que observo con disgusto que muchos de los análisis y debates que se hacen sobre la misma son ideológicos, y no educativos, como deberían de ser, lo cual ya constituye un mal punto de partida. Hace tiempo que la educación en España se ha convertido en un instrumento electoral, en una cuestión política, por lo que, me parece a mí que muchas de las críticas que se vierten sobre la misma llevan una altísima carga de subjetividad. A mí me gustaría poder hacer un análisis objetivo de la misma. Y yo, sinceramente, no me veo capacidad para decidir si una ley es buena o mala "sobre el papel", sin conocer sus posteriores desarrollos o, más lejos todavía, los resultados que se obtengan tras unos años de implantación. Ahora bien, sí que me gustaría comentar la principal impresión que me llevé tras su lectura (y relectura) detenida: esta ley no da respuesta al tipo de cambio que se requiere. Creo que esta reforma ha hecho demasiado ruido para lo poco que propone, aunque también creo que mucha culpa de ello es de los medios de comunicación, sobre todo, los más críticos con el gobierno. Mi pregunta es la siguiente, si estamos convencidos de que es necesario un cambio de modelo de escuela, ¿porqué ponemos el grito en el cielo cuando se propone una reforma del mismo? Ahí dejo la cuestión, para el debate.

Y llegó el currículo de Primaria (que podéis consultar en este enlace, aunque estoy seguro de que ya lo habréis hecho):
http://www.boe.es/boe/dias/2014/03/01/pdfs/BOE-A-2014-2222.pdf

Y, tal y como hice con la LOMCE, lo leo (y lo releo) con curiosidad, interés, y debo reconocerlo, con cierto escepticismo. Pero, a medida que lo voy analizando, me encuentro con varias sorpresas (agradables, dicho sea de paso):
- En el preámbulo dice que "el rol del docente es fundamental, pues debe ser capaz de diseñar tareas o situaciones de aprendizaje que posibiliten la resolución de problemas, la aplicación de los conocimientos aprendidos y la promoción de la actividad de los estudiantes". ¡Oh, sorpresa! Por primera vez, nos dice claramente que nos olvidemos de la lección magistral y nos centremos en pensar tareas y diseñar situaciones de aprendizaje claramente competenciales. ¿No comentábamos que el rol del maestro debía cambiar? Pues aquí tenemos un primer punto de apoyo.
- Se introduce un nuevo elemento en el currículo, llamado "estándares de aprendizaje". ¡Que nadie se asuste! ¡Que no cunda el pánico! Si se observan con atención, los colegios que habéis trabajado todo el tema de la programación por competencias observaréis que vienen a ser, más o menos, aquello que llamábamos "descriptores competenciales".
- ¡Han desaparecido los objetivos! Tan solo encontramos, en el artículo 7 de la ley, unos objetivos generales para toda la etapa, pero estos son muy amplios. ¿Que quiere decir esto? Pues que a la hora de programar, nuestros referentes ya no van a ser los objetivos, sino estos "estándares de aprendizaje" que nombraba antes.
- Otro aspecto novedoso y sorprendente en esta ley es que los elementos que se describen en cada una de las áreas (contenidos, criterios de evaluación y estándares de aprendizaje) ya no aparecen repartidos en ciclos (lógicamente, porque esta estructura de ciclos ha desaparecido) ni en niveles. Eso implica que cada centro debe ser capaz de trabajar a partir de este currículo, decidir qué quiere trabajar en cada nivel y diseñar sus propias tareas.

Bueno, pues me parece que ya tenemos "el terreno abonado" para ese cambio de modelo que los propios docentes venimos demandando. Supongo que el decreto será mejorable, que tendrá críticas y detractores, pero a mí me parece que favorece el cambio metodológico. Sin embargo, también veo conveniente señalar los "peligros" que le veo:
- ¿Cuándo empezamos a trabajarlo en los claustros? ¿Lo hacemos ya o sería conveniente esperar a los posteriores desarrollos autonómicos? Personalmente, me decantaría por esta última opción, aunque entonces la "montaña" de papeles para leer será mayor, y el tiempo para trabajar antes del comienzo del próximo curso, será menor.
- Tendríamos que trabajar todos, como claustro, en ese reparto por niveles de lo que queremos trabajar, pero resulta que el próximo curso solamente lo van a implantar los maestros de 1º, 3º y 5º, por lo que el resto de compañeros tendrán que duplicar sus tareas.
- Veo un serio riesgo de que esa responsabilidad de reparto de contenidos se deje, una vez más, en manos de las editoriales. En ese caso, adiós al cambio metodológico y al nuevo modelo de escuela que buscamos.
- También en el preámbulo se indica que "el contenido de esta norma será completado con la integración de las competencias en el currículo que debe promover el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, según la disposición adicional trigésimo quinta de la Ley 2/2006, de 3 de mayo, introducida por la Ley 8/2013, de 9 de diciembre, a través de la adecuada descripción de las relaciones entre las competencias y los contenidos y criterios de evaluación de las diferentes enseñanzas, con atención prioritaria al currículo de la enseñanza básica". Habrá que esperar, de nuevo, a ver qué nos depara este nuevo desarrollo.
- Y luego está todo el tema, nada trivial, por cierto, de las evaluaciones externas en 3º y 6º. ¿Cómo nos repartimos los contenidos y estándares de aprendizaje si todavía no sabemos qué se va a evaluar en esos momentos? Aunque nos neguemos a trabajar para obtener unos buenos resultados en estas evaluaciones, no podemos cerrar los ojos a esa realidad. Unos malos resultados repercuten en la opinión de nuestro entorno, y tal vez, en futuras matriculaciones...
- Por último, me gustaría centrar la atención en los verbos que aparecen en los estándares de aprendizaje. En Ciencias Sociales, se repiten mucho los verbos como "describir, definir, identificar, explicar o localizar". Mientras que en Ciencias de la Naturaleza, aparecen verbos como "identificar, reconocer, observar, planificar, reflexionar, manifestar, separar, investigar...". El peligro que encuentro es que la evaluación de la primera (o de matemáticas, que está enfocada de modo parecido) se oriente hacia el tradicional examen escrito, mientras que en el segundo sí se abre la puerta a nuevas y diversas formas de evaluación.

Obviamente, esta reflexión se podría completar, criticar y pormenorizar. ¡Ojalá esto lo hagamos entre todos! He creado una comunidad en Google + para el debate, de la cual os dejo el enlace y os invito a uniros:

Comunidad de debate sobre el Currículo de Primaria

En mi opinión, este desarrollo normativo deja, como se dice popularmente, "la pelota en nuestro tejado". Ahora podremos comprobar qué centros están dispuestos a aprovechar esta oportunidad para reinventarse, para diseñar un nuevo modelo educativo; o, por el contrario, qué centros la dejarán pasar, rellenarán "cuatro papeles" y seguirán haciendo más de lo mismo...

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